En medio de la devastación, los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchan contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento sismo del lunes de magnitud 7.8, cuyo balance ya superó los 5,000 muertos.
Los sismos ocurrieron en la madrugada del lunes 6 de febrero y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lo describió como «el peor desastre que ha vivido el país en el último siglo, después del terremoto de 1939 en Erzincan».
El número de víctimas creció rápidamente desde primera hora de la mañana y las autoridades advirtieron que la cifra seguirá subiendo, a medida que avanzan las operaciones de búsqueda y rescate.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó por su parte que el número de víctimas puede multiplicarse por ocho.