Las nuevas variantes del coronavirus consideradas más transmisibles y peligrosas avanzan por Brasil y ya son predominantes en al menos un cuarto del país, que enfrenta la peor fase de la pandemia con más de 1.600 muertos diarios.
Contenedores frigoríficos para almacenar cuerpos, ambulancias transformadas en improvisadas habitaciones de hospital, traslado de pacientes a miles de kilómetros de distancia… Las señales de un inminente colapso sanitario son cada vez más visibles en Brasil.
En los tres últimos días el número de fallecidos asociados a la covid-19 no ha bajado de 1.600. Solo el miércoles se perdieron 1.910 vidas, récord absoluto en el país, según el Ministerio de Salud.
El hartazgo de una parte de la sociedad después de un año de restricciones, el negacionismo del presidente Jair Bolsonaro y la falta de medidas a nivel nacional, convierten además a Brasil en un enorme «granero» para la aparición de nuevas variantes, según especialistas consultados por Efe.
Detrás de este ‘tsunami’ de contagios que crece sin cesar desde noviembre hay varios factores, pero el que más inquieta a los científicos es la circulación sin freno de variantes del SARS-CoV-2 con mutaciones asociadas a un mayor poder de infección.