Todos nos preguntamos cuán difícil resulta suspender un viaje de visita y casi de rutina para escuchar los reclamos de comuneros deseosos de hacer cumplir la palabra de un político. Nos preguntamos también qué habrán pensado aquellas mujeres que acabaron lesionadas cuando escucharon las disculpas de un gobernador que parecía no tener prisa por atenderlas.
Cuando los comuneros de Chongos Alto y Chicche, ubicados en la zona altina de la provincia de Huancayo, llegaron a la ciudad Incontrastable, muy de madrugada como acostumbran siempre en el campo, pocos imaginaron que su presencia allí se extendería por casi 40 horas, pues ellos mismos pensaron que el gobernador de Junín, Zósimo Cárdenas, quien los había citado para ese día (4 de junio) y hora (5:00 de la mañana) lo recibiría pronto, los escucharía y regresarían a casa. Pero no fue así.
Con el paso de las horas y con el ardiente sol huanca, propio de la temporada, el ánimo de los más de doscientos comuneros se hacía más recio, pues ninguna respuesta positiva ni siquiera un «ya va llegar» escucharon desde la sede del Gobierno Regional de Junín, y se enteraron a través de los medios de comunicación que Zósimo, a quien la última vez que vieron fue el 2022 durante la campaña electoral, estaba en la Selva Central cumpliendo una agenda distinta a la cita que tenía con ellos. Los había plantado.
Los que tenían algo de platita compraron lo que podían y compartían entre ellos, otros se conformaron con las ollas comunes y las horas seguían pasando, el sol seguía quemando -aunque en la sombra el frío era intenso-. Desde las oficinas del gobierno regional trabajadores y funcionarios miraban y se preguntaban cómo es que podían esperar tanto a una persona -ni que estuvieran enamorados-, pues en anteriores ocasiones (y otras personas, claro está) bastaba una hora o dos en el peor de los casos para que tiren la toalla. Esta vez no, eran comuneros decididos a ver a Zósimo frente a frente.
Al margen del problema de fondo, que eran diversas exigencias por la nueva carretera Chupuro-Huasichancha, los comuneros de Chicche y Chongos Alto han demostrado que con decisión sí se pude hacer correr el paso a una autoridad, pues a simple vista el gobernador de Junín a un principio no tenía ni la más mínima intención de conversar con ellos, menos cumplir su promesa de escuchar sus demandas.
Tuvo que correr, o mejor dicho su chofer tuvo que pisar a fondo para acelerar su llegada a Huancayo, casi doce horas antes de lo previsto para -finalmente- atenderlos y ofrecerles una timorata disculpa, casi como murmullo, como quien dice «yo no les he pedido que me esperen tanto».
Las disculpas ofrecidas por Zósimo Cárdenas a aquellas mujeres maltratadas horas antes por la Policía, a aquellos que tuvieron que dormir en el cemento, a aquellos que corrieron a restaurantes en busca de servicios higiénicos, a aquellos que tuvieron que comer de ollas comunes en pleno centro de Huancayo, a ellos, tuvo un tufillo de soberbia y de menosprecio al sacrificio de comuneros que dejaron sus actividades para escucharlo. Claro, Zósimo ya está en el cargo y no le importa cumplir su palabra empeñada.