¿Cuál es la verdad?

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Hace un poco más de unos meses, en esta columna y en diversas opiniones en medios de comunicación, señalaba que “la probabilidad de un masivo estallido social con una solución radical y autoritaria con respaldo popular es hoy mayor”. Hoy esa probabilidad no solo es mayor, sino lamentablemente una realidad.

Luego de la negligencia, soberbia, apatía, corrupción y desidia de los líderes del país (tanto derecha como izquierda) en los últimos años, el Perú está absolutamente entrampado en una crisis tormentosa y sostenido bajo el paraguas de una democracia decadente y frágil.

Estamos Entrampados en caprichos de unos cuantos y en muchos casos de personas humildes que desconocen nuestra constitución. Según la Real Academia de la Lengua, “entrampar” tiene 5 definiciones: caer en una trampa, engañar artificiosamente, enredar o confundir un asunto de modo que no se pueda aclarar o resolver, gravar o contraer deuda y meterse en un atolladero.

Nuestro país ha caído en la trampa de la fragmentación y polarización. Divididos y encima peleados heridos como sociedad. Cada bando defiende su idea, su narrativa, su verdad. Sin escucha, ni respeto ni valoración por el otro.

Sino desprecio, insulto y negación. Aunque nuestro país es mega diverso, ejercemos la terquedad y ser necios de la mano con la terquedad. Inflexibles y despectivos con quien toma una idea distinta a nuestro pensar.

El Perú ha sido enredado y confundido sobre la verdad de los hechos de los últimos meses, convirtiendo delincuentes en héroes y culpables en inocentes.