El secretario general de las Naciones Unidas, en asamblea general del lunes seis de febrero, expuso siete prioridades para el presente año 2023. Guterres sostuvo que estas prioridades son fundamentales en la edificación de “un mundo más seguro, pacífico y sostenible”.
Las siete prioridades son el derecho a la paz, al desarrollo, a un medio ambiente sano, diversidad, igualdad de género, derechos civiles y políticos y derecho de las generaciones futuras.
¿Qué es lo que ha inspirado, esta vez, al secretario de las naciones unidas, que está siendo crítico con los líderes del mundo que se reúnen cada año para la Conferencia de las Partes (COP), que el mes de diciembre pasado se realizó la vigésima séptima reunión, en Sharm el-Sheij (Egipto)?
Son muchas las respuestas que se tendrían que dar. Entre tantos, se ha de destacar lo que dijo John Mecklin, editor del Boletín de la Junta de Ciencia y Seguridad de los Científicos Atómicos, fundado en 1945 por Albert Einstein y los científicos de la universidad de Chicago, que el pasado 24 de enero del presente año, hicieron una declaración del reloj del fin del mundo de 2023, bajo el título “Un tiempo de peligro sin precedentes: faltan 90 segundos para la medianoche”. Se refiere, pues, a la situación bélica que el mundo está experimentando y se va normalizando en la sociedad diciendo que siempre hubo guerra para hacer prevalecer la paz, haciendo parte de ideologías a favor y en contra, con razón y sin razón; el caso es que la guerra siempre dividió, empobreció; así también sembró resentimiento y esperanza. La misma que fue asumida por Guterres al decir que “en realidad, el Reloj del Apocalipsis no es más que un despertador mundial. Tenemos que despertarnos”. Aquí está, pues, la ecología humana.
Sin embargo, hay otra guerra apocalíptica que también se está llevando a cabo en el medio ambiente que, después de tantas cumbres realizadas en el planeta, sin resultados significativos, cada vez más se va deteriorando el planeta que es la única casa de todos y se dirige descontroladamente por un callejón sin salida. Se puede demostrar con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que en el Sexto Informe (AR6) dice que la situación es crítica y será más crítica todavía si no se toman medidas urgentes e inmediatas, a nivel mundial, nacional, regional y local. Aquí está la ecología ambiental.
De las siete prioridades para el 2023, me concentro en la tercera que trata del “derecho a un medio ambiente sano”. Para eso, les invito a ver el nevado de Huaytapallana y cómo se va desglaciando agónicamente, el retraso de las lluvias que está ocasionando estrés y crisis alimentaria, caminar por la ciudad y ver que los vehículos en mal estado emiten gases tóxicos al medio ambiente, pararse en una esquina para ser testigos de la contaminación auditiva y emocional que ocasionan los vehículos que tocan el clakson innecesaria y desmesuradamente; además, analizar las heladas, granizadas, etc. Aquí está la ecología política como tarea pendiente que tienen que asumir nuestros gobernantes.